BÁJALE 3 AL ESTRÉS

Para enfrentarse al estrés laboral es necesario aprender desde identificar las causas y los síntomas hasta controlar la respuesta a la presión e implementar estrategias para encarar el estrés.

El estrés es una suerte de “dolencia invisible”. Puede afectarle a usted, a su empresa y a cualquier miembro de su personal, de modo que no puede darse el lujo de hacer caso omiso de él.

Esta dolencia invisible consiste en un conjunto de alteraciones que aparecen en el organismo cuando se exige de éste un rendimiento muy superior al normal. Afecta tanto la salud física como la mental.

Cuando el cuerpo se ve sometido a un estrés físico o psicológico, aumenta la producción de ciertas hormonas, como la adrenalina y la hidrocortisona, éstas provocan cambios significativos en las pulsaciones, la tensión sanguínea, el metabolismo y la actividad física, causando a largo plazo el desgaste emocional y físico del individuo que lo padece.

Los individuos estresados pueden perder la capacidad de tomar decisiones sensatas con rapidez, sobre todo si pierden confianza en sí mismos. Las decisiones erróneas tomadas en el trabajo y en el hogar pueden provocar accidentes o discusiones, perjuicios económicos e incluso pérdida del puesto.


El Estrés y La Salud Mental…
Las personas sometidas a un estrés son más propensas a los temores irracionales, los cambios de humor y las fobias, y pueden sufrir depresiones y ataques de ira e irritabilidad.

Estrés Empresarial…
El estrés afecta a las empresas además de a sus empleados. Una empresa con un elevado nivel de absentismo, una gran rotación de personal, un deterioro de relaciones con los clientes, más accidentes de trabajo de lo normal o un control de calidad pobre, sufre de estrés empresarial.

RECONOZCA LOS SÍNTOMAS


Un factor común en los individuos estresados es la presencia de varios síntomas.

Indicios Físicos…

Algunos pueden ser peligrosos, como la tensión alta o las dolencias cardíacas.
Los menos peligrosos son, entre otros, insomnio, sensación constante de fatiga, dolores de cabeza, erupciones cutáneas, problemas digestivos, úlceras, colitis, falta de apetito, bulimia y calambres. Muchos de ellos aparecen después de un acontecimiento estresante. Hay otros síntomas más inmediatos: por ejemplo, las náuseas, los ahogos o la sequedad en la boca.


Indicios Emocionales…
Incluyen irritabilidad general, ataques agudos de ansiedad, depresión, libido baja, pérdida del sentido del humor e incapacidad para concentrarse en las tareas más sencillas y rutinarias. Descubrir las respuestas emocionales no habituales y los cambios de conducta es la clave para reconocer el estrés.


ENFRÉNTESE AL ESTRÉS EN EL TRABAJO


Cada persona reacciona frente al estrés de manera diferente. Sólo comprendiendo la naturaleza de las relaciones individuales podrá empezar a combatir su propio estrés y el ajeno.

Fíjese en las actitudes predominantes en el trabajo para evaluar la postura de su empresa respecto al estrés. Si éste es consustancial al puesto, suele ser más fácil convertirlo en un mérito que cambiar los hábitos de trabajo. En ciertos sectores, el estrés es inevitable. Es importante saber ver los niveles de estrés inaceptables en el lugar de trabajo. Ocultarse la verdad hace más difícil enfrentarse a sus efectos a largo plazo.


TOME MEDIDAS

Administre el tiempo… priorice objetivos y planifique sus tareas.

Comuníquese bien… discuta e informe cara a cara, consulte con sus colegas a menudo para saber su opinión, escuche lo que dicen los demás, critique constructivamente las ideas de sus compañeros y hable directamente.

Adquiera un equilibrio interior… modifique las conductas que sabe que son negativas, establezca sus normas o pautas de acción, enfréntese al enfado y a la ira, piense en positivo.

Tómese tiempo para relajarse…

Busque nuevos intereses en su tiempo libre…
recuerde que la afición debe ser un placer, no una tarea.

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Tomado de:

HINDLE, Tim. (1998). El estrés Bajo Mínimos. Barcelona: Grijalbo.